QUIERO SER ITALIANO
FICHA TÉCNICA
Dirección: Olivier Baroux
Guion: Olivier Baroux
Música: Martin Rappeneau
Dirección de fotografía: Arnaud Stefani
FICHA ARTÍSTICA
Dino/Mourad: Kad Merad
Hélène: Valérie Benguigui
Charles Lemonnier: Roland Giraud
Cyril Landrin: Philippe Lefebvre
Jacques: Guillaume Gallienne
Mohamed: Sid Ahmed Agoumi
Rachida: Farida Ouchani
Amel: Saphia Azzeddine
Karim: Tarek Boudali
Nadège: Nathalie Levy-Lang
Iman Abdel: Karim Belkhadra
André: Alain Doutey
Marie-Paule: Arielle Sémenoff
Monsieur de Maizière: Guy Lecluyse
Argumento:
Dino Fabrizzi, de 42 años, vive en Niza y
es un exitoso vendedor de coches. Cuando en su empresa le ofrecen un
ascenso, su novia Hélène le propone que se casen. Dino tendrá entonces
que enfrentarse a un espinoso problema: nadie sabe que es musulmán y que
su nombre real es Mourad Ben Saoud; podría seguir ocultándolo, pero le
ha prometido a su padre celebrar el Ramadán ese año.
Un musulmán francés que finje ser
italiano y que tiene que esconder que es musulmán cuando le toca hacer
el Ramadán como promesa a su padre. De ahí no puede salir nada bueno si
no es una sucesión de equivocaciones, situaciones comprometidas -por
aquello de no poder comer, beber o tener relaciones desde que sale el
sol hasta que se pone- en las que el protagonista saldrá como pueda de
ellas.
La película tiene sus puntos cómicos y
entretenidos, pero le sobra algo de metraje, ya que no deja de ser una y
otra vez lo mismo: el protagonista engañando a todos los que tiene
alrededor, no sólo amigos y compañeros de trabajo porque no es italiano,
sino porque a su familia le ha dicho que está trabajando en Italia
cuando en realidad sigue en Francia.
No deja de ser entretenida por algunos de
esos puntos, pero sobre todo se le da más importancia al hecho de ser
uno mismo y no avergonzarse o no esconderlo por miedo al que podría
pasar -perder el trabajo como es en este caso-. No deja de ser una
manera sutil de contar que existe el racismo a la hora de elegir a los
trabajadores de una empresa según nacionalidad o religión, y no en base
al currículum, aunque claro, aquí como estamos en un film, en realidad
eso sería lo menos importante tal y como se va demostrando a lo largo de
toda la película.
No es la panacea, pero se deja ver aunque
sepamos en algunos puntos lo que ocurrirá. Es otra forma de ver la
vida, ya que gracias a una promesa, el protagonista se descubrirá, no
sólo literalmente, sino que aprenderá a aceptar sus raíces y darse
cuenta de que no todo el mundo juzga una primera impresión.
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