Hugh Grant (Amalia Enriquez)

Tengo que reconocer que nunca ha sido uno de los actores por el que haya “bebido los vientos”. Su manera de interpretar siempre me ha parecido estar más llena de tics que de talento, pero la acertada elección de algunas de sus películas (CUATRO BODAS Y UN FUNERAL,NOTTHING HILL o BRIDGET JONES) le convirtieron, en su momento, en uno de los preferidos por las mujeres.

Los medios de comunicación no se centraron tanto en sus aptitudes como actor, sino en unos escándalos sentimentales y sexuales, que le llevaron incluso a visitar los calabozos de L.A y ser fotografiado como nunca hubieraquerido de no ser en la gran pantalla. Su imagen soñolienta, con mirada desencajada, después de su affaire con una prostituta en el Sunset Boulevard hollywoodiense (que luego se paseó por los platós de la TV americana contando “el momento”) ha pasado a la historia con la misma presencia que cualquiera de sus escenas más aplaudidas.

Ficha policial | Foto: thesmokinggun.com

Como todo el mundo merece una segunda oportunidad en todos los aspectos de su vida, no quise quedarme con esa imagen distorsionada del actor y la borré de mi mente el primer día que le entrevisté. Fue en Madrid y, si la memoria no me falla, por NOTHING HILL. Luego repetiría con EL DIARIO DE BRIDGET JONES. Y tengo que reconocer que, a pesar de eliminar de mi cabeza su faceta de vicioso, no duró mucho el efecto porque lo llevaba en la cara. No soporto a los actores (ni a los hombres en general) que alardean de seductores y que, en cuanto tienen a una mujer delante, se crecen como los toros bravos y despliegan todo un abanico de gestos. Los hay que lo hacen con clase como Jude Law, que es el único que consigue ponerme nerviosa en las entrevistas, o con irónico sarcasmo como George Clooney, pero lo de Grant es otra cosa. Es baboso y no hay nada más detestable que ese perfil para una mujer. Después de la primera entrevista entendí, perfectamente, a su eterna novia -la modelo Elisabeth Hurley-, que procuraba “atarle en corto” para evitar más disgustos de los que ya le dio.

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Creo que su mala cabeza, su desdén a la hora de trabajar y su vida disipada le ha dejado a medio camino de lo que podía haber llegado a ser. Sigue trabajando, pero el mundo del cine ya no le tiene en tanta consideración como en sus tiempos de las películas ya mencionadas o en la gran SENTIDO Y SENSIBILIDAD. Ahora estrena PIRATAS, una película de animación en la que “regala” su voz a uno de los personajes protagonistas, a quien José Coronado le cede la suya en la versión española. Si hacemos caso a las últimas declaraciones del británico, en las que confiesa que cada vez le gusta menos ponerse delante de la cámara, tal vez encuentre en el doblaje la respuesta a su inconformismo..